lunes, 17 de agosto de 2020

Los Huesos Viejos por David Helm (La Predicación Expositiva)

 Los Huesos Viejos 

David Helm


El cuerpo del gran hombre descansa en una cripta bajo el suelo de piedra de la King’s College Chapel en Cambridge, Inglaterra, justo en el acceso oeste. El lugar tiene dos inscripciones: “CS”, y el año en el que este hombre murió (“1836”). Ambas han sido grabadas en el pavimento de piedra y rellenadas con plomo. Si alguna vez tienes la oportunidad de estar de pie en ese lugar —como yo lo hice una vez con asombro— debes saber esto: los huesos viejos bajo tus pies pertenecen a uno que trajo de vuelta la Biblia al centro de la vida de la iglesia en Inglaterra.

Fue un triste día de noviembre de 1836, cuando no menos de 1.500 académicos asistieron al funeral de Charles Simeon. En números sin precedentes para aquella época, la gente vino a presentar su respeto a este pastor y predicador.(1) Charles Simeon fue un regalo, un regalo de Dios, para la gente de su generación.

Simeon también es un regalo para nuestra generación. Sus instintos para el evangelio han aguantado la prueba del tiempo y pueden causar una fresca impresión en la predicación de nuestros días, pues la predicación de Simeon tenía mucho de lo que nuestra predicación carece.

¿Qué es lo que nos falta? ¿Cómo podemos beneficiarnos?

Las respuestas son sorprendentemente simples y apuntan al corazón mismo de lo que se conoce como la predicación expositiva. En gran medida, la convicción de este gran hombre acerca de la Biblia era la fuente misma de su influencia. Simeon creía que una explicación de la Biblia sencilla y clara es lo que hace que una iglesia sea sana y feliz. La exposición bíblica lleva a cabo el pesado levantamiento que hace falta para edificar una iglesia. Esta permanente creencia nunca dejó a Simeon. Por cuarenta y cuatro años, y desde un único púlpito de un pueblo universitario, incansablemente se dio a sí mismo a la primacía de la predicación. Semana tras semana, año tras año y década tras década, permaneció en el púlpito y declaró la Palabra de Dios con claridad, simplicidad y poder. Simeon definió su convicción acerca de la exposición bíblica de la siguiente manera:

 

Mi esfuerzo consiste en sacar de la Escritura lo que 

está ahí, y no meter lo que pienso que podría estar

ahí. Tengo un gran celo en esta cabeza; nunca hablar

más o menos de lo que creo que es la mente del Espíritu

en el pasaje que estoy exponiendo.(2)

 

Simeon veía al predicador como alguien que tenía el deber de aferrarse al texto. Estaba comprometido a permanecer en la línea, no elevándose nunca por encima del texto de la Escritura para decir más de lo que esta decía y nunca cayendo por debajo del texto reduciendo su fuerza o plenitud.

Esta convicción —este maduro control— es frecuentemente olvidada hoy por aquellos que manejan la Palabra de Dios. Francamente, esta es la perdición de muchas de nuestras iglesias, incluso de las que son sanas doctrinalmente. Mucho de lo que pensamos que es predicación bíblica fiel en realidad yerra el blanco a causa de una falta de control. Y permíteme ser el primero en admitir que no siempre he ejercido el dominio para sacar solo aquello que se encuentra en la Escritura. Mi oración es que este pequeño libro, entre otras cosas, pueda ser usado por Dios para ayudar a explorar cómo los maestros y los predicadores de la Biblia pueden redescubrir esta convicción.

Pero no solo es la convicción de Simeon la que vale la pena considerar. Los objetivos de Simeon en la predicación deben ser redescubiertos. Él enmarcó firmemente sus fines para la exposición bíblica de la siguiente forma:

 

Humillar al pecador;

exaltar al Salvador;

promover la santidad.(3)

 

No se puede decir más claro. Estos objetivos deberían guiarnos hoy. Nuestro mundo —como el de Simeon—necesita saber desesperadamente lo bajo que ha caído la humanidad, lo alto que Jesucristo ha ascendido, y lo que Dios requiere de su pueblo. La mejor y única manera de ayudar a este mundo es proclamar las palabras de Dios en el poder del Espíritu. ¿Cómo hacemos esto? ¿A qué se asemeja?

Las respuestas se encuentran en la predicación expositiva. La predicación expositiva es la predicación poderosa que somete correctamente la forma y el énfasis del sermón a la forma y el énfasis del texto bíblico. De este modo, extrae del texto lo que el Espíritu Santo puso allí —como dijo Simeon— y no pone en el texto lo que el predicador piensa que podría estar allí. El proceso es un poco más complejo. El resto de este libro trata acerca de esto.

Comenzaremos pensando acerca de los errores que tantos de nosotros cometemos, errores que resultan particularmente de nuestros intentos por contextualizar. Luego consideraremos los retos y las exigencias de hacer la exégesis de un texto, entender un texto a la luz del canon entero de la Biblia y, entonces, predicarlo a nuestro propio contexto.

Aunque este libro servirá adecuadamente como una introducción a la predicación expositiva, una de mis esperanzas es que para la persona que ya está predicando o enseñando la Biblia, sea una herramienta útil para examinar lo que está haciendo en el presente. Casi tiene la intención de ser una guía de “seguimiento”, una manera de dar al lector la oportunidad de preguntarse a sí mismo: “Bien, ¿es esto lo que estoy haciendo? ¿Estoy realmente sacando solo aquello que está en la Escritura? ¿Lo estoy haciendo de modo que adecuadamente humille al oyente, exalte al Salvador y promueva la santidad en las vidas de los que están presentes?”.

Las exigencias y los retos de la predicación expositiva son muchos. Y progresar en nuestra habilidad para manejar la Palabra de Dios con fidelidad no será fácil. Pero estoy seguro de esto: si los predicadores y los líderes de la iglesia de hoy permiten que la simplicidad de la convicción de Simeon y sus objetivos nos hablen desde la tumba, la salud y la felicidad de la iglesia pueden ser restauradas.

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1. Para los detalles en torno al funeral y lugar de entierro de Charles Simeon, estoy en deuda con William Carus. William Carus, Memoirs of the Life of Rev. Charles Simeon (Memorias de la vida del Rev. Charles Simeon) (London: Hatchard and Son, 1847), 582-83.

2. Handley Carr Glyn Moule, Charles Simeon (London: Methuen & Co., 1892), 97.

3. Charles Simeon, Horae Homileticae (Grand Rapids, MI: Zondervan, 1847), xxi.

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-          David Helm, La Predicación Expositiva (2014), pág. 11-15, 9Marks.-

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